Crítica de Venom: ¿Esto es Marvel o Arma letal?

Venom: malas garrapatas

En 2007, uno de los villanos más famosos del universo Marvel hacía su introducción en el cine convirtiéndose en el peor enemigo de Spider-Man en la tercera entrega de la trilogía de Sam Raimi. Una oportunidad de oro en la que los directivos de Sony vieron potencial para crear un spin-off dedicado a ese famoso ente extraterrestre que, tras pegarse a Peter Parker y Eddie Brock, les volvía locos.

Diez años después, y bajo gran expectación, Venom llegaba a las pantallas bajo la dirección de Ruben Fleischer y protagonizada por Tom Hardy en el papel del reportero Eddie Brock, Riz Ahmed, Michelle Williams o Woody Harrelson. Una cinta que a pesar de las críticas tibias ha sido todo un éxito, recaudando 80 millones de dólares durante su primer fin de semana en Estados Unidos y otros 125 en el resto del mundo.

El protagonista de Venom es Eddie Brock, un reportero que se propone descubrir los misterios que envuelve la siniestra Fundación Vida liderada por el científico Carlton Drake. Un objetivo que no solo ha arruinado su trayectoria, sino también su relación con su novia Anne. Tras descubrir un misterioso ente bautizado como Venom en las instalaciones, Brock sucumbirá al poder de un extraterrestre que se apodera de su conciencia a su antojo. Una simbiosis que a pesar de confundir al protagonista, por otra parte le otorga el poder y laconfianza que llevaba años buscando. Y es que lejos de tenerlo miedo, Brock y Venom terminan convirtiéndose en dos “colegas” que se juntan y rejuntan a lo largo de toda la película.

Venom: lo que podría haber sido

El papel del “antihéroe” ha sido recurrente en el cine y la televisión de los últimos años. Para ejemplos, el Walter White de Breaking bad o el Francis Underwood de House of cards. Una tipología que los creadores han intentado trasladar al personaje de Eddie Brock y su unión a Venom. Sin embargo, el concepto no ha sido del todo pulido, ya que a medida que avanza la trama uno no sabe si se encuentra ante una “buddy movie”, “una película sobre un superhéroe” o “un villano”.

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Un primer atisbo de las aguas que hace el guión desde el primer momento, apostando por una narrativa con muchos agujeros, poco entusiasmo y elementos manidos que imitan a otras películas de un universo Marvel con el que Sony consiguió firmar la creación de Venom tras la llegada del imperio Disney.

Venom, a diferencia del pobre Peter Parker que se las veía y deseaba para deshacerse del ente, es aquí un colega que comparte víctimas, chistes y estrategias con el pobre reportero. Algo que por otra parte sienta bien a un Hardy sobreactuado pero totalmente desenfadado, consciente de un experimento que a pesar por proponerse hacer algo distinto termina en tierra de nadie.

Eso sí, el humo políticamente incorrecto y el ritmo salvan la función, convirtiendo a Venom en una combinación entre mediocre, espontánea pero, especialmente, entretenida.

Para pasar el rato pero sin esperar un El caballero oscuro.

Más bien algo un poco mejor que Catwoman, que no es poco.

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