Johnny English: De nuevo en acción (y en caída libre)

El tercer asalto de Johnny English

En 2003 llegó a las pantallas de todo el mundo la cinta británica Johnny English, parodia de las cintas de espionaje, especialmente de la también british saga de James Bond. Un tímido experimento que contó como protagonista como Rowan Atkinson, el famoso Mr Bean y actor al que también vimos en otras cintas como Cuatro bodas y un funeral o Love Actually.

Lo que comenzó siendo una comedia sin demasiadas pretensiones acabó convirtiéndose en un éxito al recaudar 140 millones de dólares en todo el mundo. Y lo cierto es que se los merecía. A pesar de su humor fácil, la película acertaba en sus intenciones paródicas regalando un retrato similar a La Pantera Rosa. Y claro, la secuela fue anunciada para un estreno en 2011 que se saldó con un nuevo éxito.

Y fue hace unos días cuando la tercera entrega de la saga, Johnny English: De nuevo en acción llegaba a las pantallas de todo el mundo. En esta ocasión, English debe enfrentarse a un hacker que, tras provocar un ciberataque, desvela la identidad de todos los agentes secretos de Reino Unido salvo la del agente interpretado por Atkinson.

Una disparatada epopeya en la que el protagonista está acompañado por actores como Olga Kurylenko, Emma Thompson o Ben Miller bajo la batuta del director David Kerr.

Una cinta ligera, en ocasiones simpática, pero que da graves síntomas de un desgaste que ya venía anunciándose.

Johnny English: terceras partes no siempre fueron buenas

Vamos a ser claros: ni la primera Johnny English, ni la segunda, fueron obras maestras. Pero al menos, cumplían su cometido, el de proponer una historia entretenida aderezada de los “tiks” de Mr. Bean que tan famoso hicieron a Atkinson y un humor fácil pero resultón.

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Sin embargo, cuando una película “menor” termina estirándose demasiado suceden cosas como esta tercera entrega del agente English.

Entre las virtudes de esta Johnny English: De nuevo en acción, sí debemos reconocer que la trama es mucho más sólida que en las anteriores entregas y que a veces, obviamente, se acaba escapando alguna risilla, aunque el motivo no se deba al ingenio sino a una receta quizás demasiado usada pero que siempre es socorrida en este tipo de cine.

Y es ahí cuando el espectador se percata de que esto ya se ha visto otras veces en las anteriores entregas, dando como resultado una entrega poco estimulante, donde los gestos de Atkinson terminan volviéndose repetitivos y las interpretaciones de grandes de la pantalla como Emma Thompson quedan totalmente desaprovechadas.

Esperamos que los creadores de esta gallina de los huevos de oro se replanteen un mejor futuro para esta parodia de James Bond o que, al menos, traten de crear nuevo material en un mundo en el que el abuso de la “secuelitis” golpea cada vez más al cine en pos de un panorama televisivo mucho más ingenioso.

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