Crítica de El Grinch

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El Grinch: más allá de los Minions

Durante gran parte de la historia, la casa Disney siempre tuvo el monopolio de la animación. Sin embargo, ya a finales de las 90 compañías como Dreamworks, hoy venida a menos, se convirtió en una de las primeras en hacerle frente con títulos infantiles propios. ¡Un ciclo del que despierta como última competidora el estudio Illumination, compañía que gracias a la saga de Gru y el spin-off de los Minions además de Mascotas o Canta! han conseguido amasar millones de dólares en todo el mundo. Un gigante cuya última apuesta ha sido la enésima adaptación de El Grinch, personaje del cuento de Dr Seuss entre cuyas versiones cinematográficas encontramos la cinta protagonizada por Jim Carrey en el año 2000.

Una película ideal para las Navidades que nos traslada a la ciudad de Villa Quién, donde la Navidad se celebra por todo lo alto cada año. Sin embargo, pocos cuentan con un enemigo como El Grinch, el ser verde que odia la Navidad y hará todo lo posible para destruirla. O al menos, hasta que conoce a la dulce Cindy-Lou, una niña que evoca el espíritu navideño que tan gruñón personaje pareció olvidar en algún momento.

Dirigida por Yarrow Cheney, uno de los realizadores de Mascotas, y Scott Mosier, El Grinch se ha convertido en un rotundo éxito de taquilla en Estados Unidos, país que se reparte gran parte del pastel de una cinta que, junto con el regreso de Mary Poppins o la secuela de Romper Ralph, promete convertirse en una de las películas estrella de las Navidades.

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Aunque no llegue para contarnos nada nuevo.

Un Grinch menor

Si hay una virtud por la que el estudio Illumination destaque es por sus característicos diseños. Coloridos y redondos, los personajes de la compañía se han convertido en verdaderos iconos para el público infantil, especialmente gracias a los Minions.

Una marca de la casa que vuelve a manifestarse en esta adaptación en la que, no obstante, nos topamos con un Grinch menos malvado, pero sí más incomprendido, ápice que posiblemente se aproxime más al cuento original pero que resta epicidad al conjunto, especialmente cuando los personajes de Villa Quién resultan mucho más exagerados como embajadores de una Navidad quizás demasiado colorida y superlativa.

El Grinch es una película que encantará a los más pequeños gracias a su historia, sus colorines y su duración, pero posiblemente aburra en algún momento a unos padres a los que Disney sabe cómo conquistar mejor. Una cinta entretenida algo alejada de la calidad de las propuestas que hicieron triunfar a Illumination pero cuya sencillez es suficiente para hacernos pasar un rato agradable revisionando la historia del gruñón ser verde que durante años lleva tratando de robar la Navidad a través del cine y la literatura.

La mejor antesala de una secuela de Mascotas convertida en una de las cintas infantiles más esperadas del próximo año.

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